Romina V. De Lorenzo y Paula Giuliani
¿Cómo aportar nuestro grano de arena en contextos de incertidumbre, cuando derechos ya ganados se cuestionan y se vuelven a abrir debates ya cerrados? ¿Cómo impactan ciertos discursos de intolerancia y violencia en los entornos laborales? ¿Cómo sostenernos en la labor cotidiana, cuando el contexto resulta tan incierto? Son preguntas que nos hacemos dentro de MUVON, y nos llevan a pensar estrategias y herramientas para poner en práctica en los equipos a los que aportamos.
Queremos recuperar el espíritu del 8M, en el ejercicio de poner en pregunta nuestra realidad actual, nuestros posibles recursos y la potencialidad de transformar nuestros vínculos y espacios de modo más saludables. Intentaremos pensarnos entre incertidumbres y malestares para promover y acompañar todo proceso que aporte salud y equidad en un trabajo colectivo con cada uno de los equipos de trabajo con que construimos mancomunadamente.
Si pensamos en el 8M surge una certeza desde la cual comenzar a construir respuestas: Toda revolución nació de micromovimientos, de personas como cada una de nosotras, que identificaron ciertas vulneraciones de derechos y comenzaron a pensar el modo de transformar la realidad que las acompañaba. Han sido esas revoluciones del pasado las que nos han permitido ganar el terreno que hoy gozamos.
Seamos revolución, es una apuesta que nos permite recuperar recursos de nuestra historia en épocas de crisis, crisis en las cuales “…cuando todo tira para abajo”, creemos que es mejor fortalecer la trama. Así lo han hecho a lo largo de la historia mundial el colectivo de mujeres, especialmente vinculado al acceso al trabajo, y de ese modo hemos logrado dar respuestas que sostienen y transforman.
Para dar fuerza a esas tramas, para garantizar que nos sostengan, de modo confiable, sano y seguro necesitamos reconocernos como semejantes, sujetos que en nuestras diferencias merecemos la oportunidad de conocer cómo respondemos y cómo necesitamos acompañarnos en este marco.
Ante la incertidumbre laboral, económico y social, nuestra salud mental también es puesta en juego. Hacer trama, fortalecerla, enriquecerla, es un modo de encontrar lugares sostén cuando todo parece ser cuestionado e inestable.
Lejos de obturar el escenario con certezas vacías o reproducir discursos hegemónicos. Es momento de darnos mayores posibilidades de escucha, aquella que se brinda con el auténtico interés de conocer y construir con otros/as para responder creativamente a nuestras realidades.
Reconocernos semejantes, problematizando las lógicas laborales actuales, pudiendo acompañarnos en nuestras dificultades de conciliar lo personal con lo laboral, escuchándonos en nuestros interrogantes individuales, buscando respuestas colectivas que nos respalden, es sumarnos a esa transformación cotidiana, tan necesaria en la actualidad.
Claramente, sostenernos en contexto de incertidumbre requiere de acciones integrales, que no sólo se aborden desde lo micro o individual sino también desde lo estructural de las empresas u organizaciones.
Por ello queremos resaltar el importante poder que tienen cada una de las empresas y organizaciones de nuestra región, pues tienen la potencia de transformar las realidades tanto como las crean merecedoras, sin dudas son grandes agentes de cambio social. Les invitamos a que este 8M ese objetivo en común sea repensar y re-evolucionar los espacios laborales. No es necesario generar mega-revoluciones, ya que las microacciones que se llevan a cabo en conjunto y sostenidas en el tiempo son las que mayormente se consolidan en macro-transformaciones; pero sí es primordial dar lugar a esas necesidades, espacios y búsquedas que muchas veces apagamos por las urgencias cotidianas.
La apuesta es siempre a la salud mental y a la diversidad, por lo que la revolución pide ser en todos los niveles. Teniendo como meta la salud de los espacios laborales, reconociendo las subjetividades; pues así la pertenencia, el compromiso, la motivación e innovación están garantizados.
Las acciones a pensar son múltiples y dependen del momento de cada empresa, equipo y sujetos que en ellos se desempeñan. Pero mínimamente deberíamos garantizar políticas que promuevan equidad y salud, de modo sostenido a través del tiempo. Roma no se hizo en un día, pero un día comenzó a construirse.
Re-evolucionemos desde las acciones de reclutamiento en adelante para garantizar acceso igualitario a puestos de trabajo, revisión de posibles brechas salariales y lógicas laborales que -al haber sido consolidadas en lógicas androcéntricas- pueden obstaculizar el desarrollo profesional de las personas, sobre todo de mujeres y disidencias.
A esta altura también queda en claro que promover la equidad y la salud en los equipos de trabajo es fundamental para construir entornos laborales inclusivos y productivos. Consolidado el posicionamiento, encuadre y marco de políticas y programas, se sugiere brindar recursos a sus integrantes a partir de instancias de sensibilización y formación, para enraizar las transformaciones que se erigieron como necesarias.
En suma, tanto las microacciones como las macroacciones laborales desempeñan un papel crucial en este proceso. En MUVON nos interesa apoyar y acompañar en el análisis, desarrollo e implementación que los equipos necesitan, apostando conjuntamente a la sostenibilidad de un enfoque de derechos y género que nos sostengan y nos permitan ir construyendo certezas más saludables.