Romina V. De Lorenzo y Constanza Taccari
Vivimos tiempos especialmente particulares, merecedores de reflexión y redefiniciones en nuestros entornos laborales. Puntualmente, la crisis mundial derivada de la pandemia; ha desafiado a las organizaciones y ha puesto en jaque las formas tradicionales de trabajo, visibilizando sus obstáculos y potencialidades. Nuestra sociedad y cultura han cambiado…¿qué mejor oportunidad para diversificar, desafiarse y crecer aún más de modo sustentable y disfrutable?
En este contexto de reformulaciones, apostar a la diversidad en los equipos de trabajo se vuelve indispensable. Principalmente en términos de justicia y responsabilidad social, pero también en pos de garantizar un acercamiento a nuestras comunidades, apostando al trabajo colaborativo, equitativo, que construya desde la multiplicidad de miradas. Y con ello… boom! Empresas que dan el salto, generando mayor pertenencia e innovación con sus equipos.
Por ello, junto a las organizaciones y empresas con las que trabajamos solemos preguntarnos: ¿Por qué sostener espacios laborales que borran diferencias en vez de potenciarlas allí donde se encuentran nuestros talentos? De esta manera nos abrimos a la posibilidad de reorganizar las lógicas laborales, cuestionándolas y reflexionando en torno a sus orígenes, para apostar a vínculos que desde la diversidad garanticen igualdad de oportunidades.
Para valorar diferencias y construir equidad desde ellas, primero hay que ser conscientes de que existen y propiciar ámbitos de trabajo en donde el respeto, el diálogo y el compromiso entre sus integrantes sean pilares fundamentales. Se advierte esto, dado que en todos nuestros espacios -e incluso en cada una/o de nosotras/os- suelen existir fuertes estereotipos en torno a roles y tareas que ‘hemos aprendido’ y adjudicado usualmente a ciertas identidades, en detrimento de otras. De dichos estereotipos pueden derivarse prejuicios difíciles de desterrar, generando contextos de discriminación y conductas violentas, todo lo cual afecta a las organizaciones.
Si bien suena un gran desafío, lo cierto es que cuando nos embarcamos en este trabajo el mismo se vuelve enriquecedor para todas las áreas de las empresas, en la medida en que sus trabajadores y trabajadoras se sienten reconocidos/as y valorados/as, incrementando su sentido de pertenencia institucional y su compromiso con el trabajo que realizan. Porque quien mira, sostiene. Y quien se siente visto/a, se hace parte.
Además de lo anterior, promover equipos diversos facilita el desarrollo de las acciones que se propone la empresa, las sostiene y fortalece con el tiempo. Es, desde todo punto de vista, una decisión empresarial inteligente, que multiplica los beneficios de las sinergias generadas entre personas, enriqueciendo enormemente los resultados obtenidos e impactando positivamente en el clima laboral de la organización.
Desde MUVON, la pregunta inicial nos habilita a construir un amplio abanico de acciones in company, acompañadas por profesionales especializadas/os. De acuerdo a las reales posibilidades y necesidades de cada equipo y cada organización, generamos desde campañas y procesos de sensibilización en torno a temas vinculados a géneros, diversidad, DDHH; hasta formulaciones y desarrollos de políticas de diversidad. El propósito es que se garanticen acciones, como la reformulación de los procesos de selección libres de estereotipos, la equidad de género en los diversos cargos, la revisión de las lógicas vinculares laborales y el sistema de licencias, entre otras tantas posibles acciones que potencien talentos y empresas en nuestra región. Porque apostamos a que nuestros espacios laborales sean saludables, enriquecedores, diversos y -sobre todo- disfrutables.