Paula Giuliani
Para comprender este enunciado será primordial partir de la siguiente premisa: a la hora de trabajar, nunca nos encontramos solas/os. Esto es así, ya que, cuando nos implicamos laboralmente entran en juego varios factores relacionados entre sí, que conviene explicitarlos toda vez que se busque promover la salud mental en nuestros espacios.
En primer lugar, debemos considerar el factor subjetivo, es decir, cómo nos posicionamos frente al trabajo. Aquí entra en juego la historia personal, el ideal laboral, la realización profesional y el reconocimiento. Reconocimiento que se espera como resultado del trabajo realizado, ya que el mismo supone un compromiso de la subjetividad desde la cual se aporta. Reconocimiento que no será estrictamente vinculado con lo económico, ya que lo que buscamos en sí es principalmente un reconocimiento simbólico.
Por otro lado, si pensamos en una organización, inmediatamente nos vendrá a la mente la imagen de un conjunto de personas trabajando juntas para un mismo fin. Lo cual implica vínculos laborales, horizontales y verticales a considerar. Y en el mejor de los casos, puede suponer una modalidad de trabajo en equipo, donde las personas logren ser inteligentes en plural, establecer acuerdos entre sí y construir reglas de trabajo. Lo que supondría someter a discusión todo aquello que impacta o incomoda para lograr consolidar prácticas saludables y colaborativas.
Todo lo cual indica que para pensar la salud mental en el trabajo, no alcanza con quedarnos en el análisis del capital humano de una empresa. También debemos conocer la estructura del organismo, su cultura, misión, visión y valores, ya que constituyen la identidad del mismo. A la vez que deberemos revisar cuánto de aquello se traduce en acciones que son coherentes -o no- a dichos planteos, pues todo ello tendrá efectos en la identidad laboral y salud de las personas que allí trabajan.
A su vez, todos estos factores no podrán ser comprendidos correctamente si no se tiene en cuenta un último factor: el social. Es decir, el contexto singular de donde provienen las personas y en el cual se consolida cada organización, incluyendo las variables socioeconómicas de la época y región, el sistema que rige el conjunto de relaciones humanas que se dan dentro de una sociedad, su cultura, sus normas, así como aquellos valores y creencias que operan desde los medios, e incluso la dimensión política y el horizonte que se traza en cada época según las gestiones de turno.
En resumen, podríamos pensar a los factores plasmados hasta aquí desde un gráfico de círculos concéntricos -tal como se observa en la figura 1- en donde el factor social se encuentra en la superficie, seguido por el factor orgánico, en tercer lugar el factor grupal/vincular, y en el centro el subjetivo.
Ahora bien, reflexionar sobre nuestro espacio de trabajo y analizarlo de tal manera que logremos dar cuenta del tipo de clima laboral que nos rodea y cómo esto impacta en nuestra salud mental, será necesario para diseñar estrategias creativas que devuelvan la salud vincular y laboral. Reflexión que debería garantizarse en cada espacio a modo colectivo, ya que, si se deja a cada persona en la soledad de tener que revisar todo esto individualmente, el riesgo de responsabilizar a ésta de factores que, como hemos visto, la trascienden es muchísimo. Y ello es muchas veces lo que despierta posibles malestares en lo laboral que -sostenidos en el tiempo- impacta en los vínculos y salud de las personas y los espacios laborales a los que pertenecen. Lo que evidencia la interrelación de los diversos factores que entran en juego a la hora de pensar la salud mental y el trabajo.
En este sentido, emprender acciones al interior de las empresas a partir de estrategias que se ajusten a cada realidad, teniendo en cuenta la multiplicidad de factores enunciados, no sólo promueve salud mental, sino que genera la pertenencia y el reconocimiento de cada integrante, aportando desde diversas dimensiones a un clima laboral saludable.
Por ello, en MUVON apostamos a la creación de dispositivos y espacios que -acompañados por profesionales- propicien una cultura organizacional saludable, cuestionando prácticas y estereotipos que generan malestar y construyendo acuerdos mancomunados, pues creemos que sólo así logramos ver la realidad de los vínculos y podremos transformarlos.